Rabí Eliezer ben Yose el galileo: El sabio que descifró las 32 reglas para enseñar la Torá

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“Cada palabra de la Torá es un universo; quien la interpreta con sabiduría, revela el alma de la creación.”

1) Identificación y época

Rabí Eliezer ben Yose ha-Gelilí fue un tanaíta de cuarta generación (siglo II d. C.), hijo de Yose ha-Gelilí y discípulo de Rabí Akiva. Su actividad transcurre en la etapa posterior a las persecuciones de Adriano y la revuelta de Bar Kojbá. Aunque trabajó tanto halajá como agadá, su prestigio se cimentó en la segunda. Las fuentes lo retratan como figura destacada de la aggadá en los círculos post-Usha.

2) Perfil intelectual y reputación

La tradición conserva un juicio tajante sobre su autoridad: “Dondequiera que encuentres una palabra de R. Eliezer ben R. Yose ha-Gelilí en la aggadá, haz de tu oído un embudo” (es decir, escúchala con total apertura). Esta valoración aparece en fuentes clásicas y en compendios biográficos modernos.

3) Obra y aportes: la Baraita de las 32 midot

3.1 ¿Qué es?

La llamada Baraita de las 32 Reglas (midot) es un compendio hermenéutico que sistematiza 32 principios para interpretar la Escritura, con foco en la exégesis agadá (sin dejar de tocar reglas halájicas heredadas de las escuelas de Hillel/Ismael y Akiva). Tradicionalmente se atribuye a R. Eliezer ben Yose ha-Gelilí; la crítica moderna matiza el grado de autoría directa, pero la ascripción antigua es fuerte.

3.2 Historia textual

Durante siglos se conoció sólo por citas (p. ej., Sefer Keritut de Samson de Chinon) y por el uso constante que hace Rashi de estas reglas. En 1933, H. G. Enelow publicó un texto de la Baraita dentro de Mishnat Rabbi Eliezer, y en 1947 volvió a editarse en el Midrash ha-Gadol a Génesis. Hay un debate de autoría (p. ej., atribuciones alternativas a Shemuel b. Hofni Gaón), pero varios estudiosos sostienen la atribución tradicional a Eliezer ha-Gelilí o a su escuela.

3.3 Naturaleza y alcance

Las 32 reglas se concentran en procedimientos literarios y retóricos (sintaxis, estilo, paralelismos, cronología narrativa), útiles para desentrañar sentido y estructura del texto bíblico. En halajá su valor es más subordinado que en aggadá, pero incorpora y dialoga con principios halájicos de las escuelas de Ismael (13 reglas) y Akiva (ribbuy/mi‘ut).

3.4 Selección representativa de sus 32 middot

La lista completa figura en la Jewish Encyclopedia; sintetizo las más emblemáticas con su idea-fuerza:

  • Ribbuy / Mi‘ut: partículas que incluyen (et, gam, af) o excluyen (akh, rak, min) aspectos no explícitos. (Reglas 1–4).
  • Kal va-jómer (explícito/implícito): inferir de menor a mayor (o viceversa). (Reglas 5–6).
  • Kelal u-perat (general-particular) y variantes: el particular define o matiza al general. (Reglas 13, 15).
  • Davar meyujad bimkomó: voces hapax o únicas se explican por su contexto. (Regla 16).
  • Textos paralelos y complementación recíproca entre pasajes. (Reglas 22–23).
  • Mashal (parábola) como vía de elucidación. (Regla 26).
  • Gematriá y Notarikón: lecturas por valor numérico o acróstico. (Reglas 29–30).
  • Ein mukdam u-meuhar en el Tanaj: no siempre sigue orden cronológico. (Regla 32).

La edición del Midrash ha-Gadol presenta pequeñas variantes (p. ej., divide la 29 en tres sub-reglas y omite la 27 “Mi-ma‘al”)

3.5 Relación con otras escuelas

  • Con Rabí Ismael (13 reglas): más restrictivas y “jurídicas”; se estudian como norma de halajá. Las 32 de Eliezer amplían el ars interpretandi hacia el análisis literario y homilético.
  • Con Rabí Akiva: afinidad en ribbuy/mi‘ut y en asumir que ningún elemento del texto es superfluo; Eliezer integra esa sensibilidad dentro de un sistema más amplio.

4) Enseñanzas, dichos y posiciones halájicas/éticas

Aunque su sello es agadá, también dejó posiciones normativas. Un ejemplo famoso: rechaza el “arreglo” post sentencia (peshará) en el beit din; “el juez que después trae un arreglo es pecador; quien lo bendice, blasfema… la Ley debe ‘perforar la montaña’” (apelando a Dt 1:17). Es una defensa del imperio del derecho sobre transacciones equitativas ex post.

En agadá, se le citan máximas de gratitud y mérito: p. ej., el elogio a Usha comparando la bendición a Obed-Edom por cuidar el Arca con la bendición debida a quienes sostienen a los sabios (Berajot 63b). También interpreta Jos 24:32 para enseñar que el mérito del que culmina una buena obra eclipsa al que la inició y no la terminó.

5) Recepción e influencia

  • Rashi cita y usa con frecuencia la Baraita de las 32 Reglas en sus comentarios bíblicos y talmúdicos; Sefer Keritut (s. XIV) la recoge metodológicamente; la edición de Enelow (1933) y su inclusión en Midrash ha-Gadol (1947) consolidaron su transmisión textual moderna.
  • Manuales de hermenéutica y enciclopedias judías contemporáneas la siguen registrando como formulación clásica (junto a Hillel e Ismael) y subrayan su sesgo agadá.

6) Vida y contexto (síntesis cronológica)

  • Origen: Galilea (de ahí ha-Gelilí). Linaje: hijo de Yose ha-Gelilí, colega de Akiva y Tarfon.
  • Formación: discípulo de Rabí Akiva; activo entre los sabios que sobrevivieron a Betar y participaron en las asambleas de Usha.
  • Producción: poco citado en la Mishná, más en Tosefta y Midrashim; su legado es mayormente agadá (homilética, ética, exégesis literaria).

7) Método exegético (en práctica)

El “sello” de Eliezer ha-Gelilí puede resumirse en cuatro rasgos operativos:

  1. Lectura microscópica del texto: partículas, repeticiones, inversiones sintácticas y orden narrativo importan y significan.
  2. Intertextualidad: pasajes paralelos se explican mutuamente; ningún versículo “pierde” su peshat aunque admita capas adicionales.
  3. Herramientas retóricas: mashal (parábola), gematriá y notarikón como apoyos pedagógicos y de exploración semántica (no como sustitutos del sentido llano).
  4. Puente con la halajá: incorpora reglas de Akiva/Ismael pero orientadas a explicar más que a legislar; por eso su peso canónico es mayor en aggadá que en normativa.

8) Importancia para la historia intelectual judía

La Baraita de las 32 midot de Eliezer ha-Gelilí funciona como “gramática” de la aggadá: fija herramientas para leer el Tanaj como texto (forma, estilo, estructura) sin renunciar a su densidad teológica. Es el eslabón que dialoga con la juridificación de Ismael y Akiva y, a la vez, abre las metodologías medievales (Rashi, Ibn Janaj) y posteriores.

Abel
Abelhttps://lamishna.com
Abel Flores es un periodista e investigador especializado -por más de 20 años- en la intersección entre la historia sagrada y los misterios metafísicos. Su trabajo profundiza en la Mishná, la Biblia y la Kabalá, explorando los códigos, contextos y dimensiones ocultas que conectan la tradición bíblica y rabínica con la evolución espiritual y filosófica del mundo. Combina rigor académico con una mirada crítica y analítica, revelando los vínculos entre teología, religión, poder y conocimiento ancestral.
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