Esta es una frase pronunciada por uno de los principales investigadores de los Rollos del Mar Muerto:
“Cada fragmento encontrado en Qumrán no solo revela palabras antiguas, sino también los silencios de una civilización que aún no logramos comprender.”
— Geza Vermes (1924–2013), historiador y biblista especializado en los Rollos del Mar Muerto.
Enigmas centrales aún abiertos
1) ¿Quiénes fueron exactamente los autores/poseedores de la biblioteca?
Lo clásico dice “esenios de Qumrán”, pero hoy no hay consenso definitivo: hay hipótesis esenia, variantes (sadocitas, grupos afines), y modelos “no sectarios” (depósito mixto traído desde Jerusalén o bibliotecas diversas). La arqueología del asentamiento permite lecturas distintas (monasterio esenio, villa/puesto comercial, fortín, taller), y ninguna zanja el debate por completo.
Qué falta: correlacionar mejor estratigrafía, espacios funcionales y manuscritos; ampliar análisis materiales (ADN, tintas, fibras) y proveniencia segura de fragmentos.
2) ¿Qué relación exacta hay entre Qumrán y los esenios de las fuentes clásicas?
Las descripciones de Josefo, Filón y Plinio no calzan a la perfección con el registro arqueológico y textual. La identificación “uno a uno” sigue siendo una inferencia razonable, no una certeza demostrada.
Qué falta: indicadores epigráficos inequívocos in situ o hallazgos que unan directamente nombres/grupos de las fuentes con los espacios de Qumrán.
3) ¿Quién fue el Maestro de Justicia (Teacher of Righteousness) y quién el Sacerdote Impío?
Las figuras históricas tras estos apodos de los pesharim siguen sin identificarse con seguridad. Se han propuesto nombres diferentes (sacerdotes asmoneos, Hircano II, etc.), pero no hay prueba concluyente.
Qué falta: sincronizar cronologías internas de los textos con eventos verificables (numismática, epigrafía) y nuevos manuscritos/lecturas que den nombres propios.
4) ¿Qué función cumplía exactamente el asentamiento de Qumrán?
Aun con excavaciones y estudios, no hay acuerdo: monasterio esenio y scriptoriuм vs. interpretaciones alternativas (villa, puesto productivo, fortificación). La arquitectura (piscinas/miqva’ot, talleres, hornos) permite más de una lectura.
Qué falta: mapeos funcionales más finos, microarqueología de residuos, y correlación directa con prácticas descritas en Regla de la Comunidad y Documento de Damasco.
5) ¿Cuál es la proveniencia real de muchos fragmentos y cómo se ensamblan?
Numerosos fragmentos carecen de procedencia arqueológica controlada (mercado de anticuarios de los 40–60), lo que dificulta saber de qué cueva provienen y cómo recomponer rollos. La apertura de “Cueva 12” (2017) mostró, además, saqueos antiguos.
Qué falta: ampliar ADN antiguo de pergaminos y curtientes, análisis de fibras/elementos traza e imágenes hiperespectrales para re-agrupar fragmentos por “familias materiales”.
6) ¿Hasta dónde llegó la falsificación moderna?
La investigación del Museum of the Bible demostró que todos sus 16 “fragmentos RMM” eran falsos modernos, lo que obliga a re-auditar colecciones privadas y piezas sin contexto.
Qué falta: protocolos compartidos (tinta, colágeno, espectroscopía, isótopos, ADN) y publicación abierta de datos crudos para validar o descartar piezas dudosas.
7) ¿Qué tesoro describe realmente el Rollo de Cobre (3Q15)?
El listado de depósitos metálicos/tesoros podría ser real, simbólico o “inventario ideológico”. No hay correlato arqueológico confirmado para sus ubicaciones y montos.
Qué falta: reevaluar toponimia antigua con SIG/LIDAR, campañas de campo dirigidas y una cronología más precisa del texto y su dialecto.
8) ¿Qué tan “sectarios” son los textos “sectarios”?
El Documento de Damasco, la Regla, los Pesharim, etc., muestran normas/teologías singulares (calendario solar, pureza, halajá), pero su circulación fuera de Qumrán y sus orígenes no son del todo claros; la “movilidad” de tradiciones es mayor de lo que se creía.
Qué falta: cartografiar redes textuales (Qumrán–Damasco–Masada–Naḥal Ḥever) y su evolución.
9) ¿Qué canon bíblico usaban? ¿Qué nos dicen las variantes?
Los RMM muestran pluriformidad textual (proto-MT, afines a LXX, textos “no alineados”). No sabemos si la comunidad reconocía un “canon cerrado”. La ausencia de Ester puede ser casual o programática; sigue abierta.
Qué falta: más dataciones (C-14) y cotejos sistemáticos por libro/género para medir autoridad litúrgica vs. exegética.
10) ¿Qué cronología interna exacta tienen varios manuscritos clave?
Las dataciones paleográficas y por C-14 suelen coincidir, pero quedan casos ambiguos y el problema de contaminantes (aceites, conservantes) y pieles reutilizadas.
Qué falta: series C-14 con limpieza química avanzada, controles cruzados de curtientes y nuevas curvas de calibración; IA aplicada a datación paleográfica.
11) ¿Cuántos escribas intervinieron y cómo trabajaban?
La IA aplicada al Gran Rollo de Isaías (1QIsaa) mostró que al menos dos escribas lo copiaron con estilos muy próximos. El alcance total de esta co-escritura en el resto del corpus aún es desconocido.
Qué falta: extender estos métodos (trazos/letras) a otros manuscritos y relacionarlos con escuelas/escribas concretos.
12) ¿Hasta dónde llegan los vínculos con el judaísmo del Segundo Templo y el cristianismo primitivo?
Los RMM iluminan debates sobre calendario, pureza, escatología; pero no prueban contactos directos con Juan el Bautista o Jesús. Las pretensiones de fragmentos del NT en la Cueva 7 (p.ej., 7Q5=Marcos) están ampliamente refutadas en círculos académicos.
Qué falta: mejor cronología de los pesharim y análisis lingüístico/retórico fino para distinguir convergencias de influencias reales.
13) ¿Qué prácticas comunitarias no terminan de definirse (familia, mujeres, matrimonio)?
Los textos insinúan reglas estrictas, pero es difícil perfilar estructura familiar, rol de mujeres y mecanismos disciplinarios más allá de lo normativo ideal. La evidencia arqueológica no cierra el cuadro.
Qué falta: nuevos textos normativos y correlatos bioarqueológicos (p. ej., ADN humano antiguo confiable, si algún día fuera éticamente viable).
14) ¿Quedan cuevas y textos por descubrir?
La “Cueva 12” reveló contenedores y ataduras sin rollos (probable saqueo de los ’50) y deja abierta la posibilidad de más depósitos en la región.
Qué falta: prospecciones sistemáticas (LIDAR/robotización) y protección frente a expoliadores.
15) ¿Qué lecturas permanecen ocultas en fragmentos dañados?
Aún hay pasajes ilegibles o dudosos. La imagen multiespectral e hiperespectral del Leon Levy DSS Digital Library (IAA) avanza, pero no todo es recuperable todavía.
Qué falta: nuevas bandas espectrales, IA de reconstrucción de trazos e integraciones con datos químicos de tinta/soporte.
Temas específicos con preguntas abiertas
- Rollo de la Guerra y escatología: ¿refleja un programa militar real o un modelo simbólico-litúrgico? Falta anclarlo en eventos verificables.
- Pesharim (comentarios proféticos): capas redaccionales y datación interna siguen en discusión; incluso en 1QpHab se proponen adiciones tardías.
- Conexión Qumrán–Masada–Naḥal Ḥever: ¿circulación de textos o traslados en tiempos de guerras romano-judías? La trama completa no está resuelta.
Metodologías que hoy están cambiando lo que “no sabemos”
- ADN de pergaminos: ha permitido reagrupar fragmentos y cuestionar atribuciones de cueva o unidad de rollo, pero su cobertura aún es parcial.
- IA y paleografía cuantitativa: identificación de manos y ventanas cronológicas más precisas en casos como 1QIsaa.
- Imagen hiperespectral: mejora lecturas en fragmentos ennegrecidos y corrige ediciones antiguas.
- Auditorías de autenticidad: protocolos post-caso Museum of the Bible para evitar nuevas falsificaciones.
Qué certeza sí tenemos (y sus límites)
- Cronología general: la mayoría de los manuscritos se fechan entre c. 250 a.C. y 70 d.C. (algunos hasta 135 d.C. para los desierto de Judá). C-14 y paleografía coinciden en lo grueso, con excepciones y debates por contaminación.
- Pluralidad textual: coexistieron tradiciones bíblicas diversas (proto-MT, afines a LXX, no alineadas). El “canon” no estaba cerrado como siglos después.
- Contexto sectario: existe un núcleo normativo (Regla, Damasco, Pesharim), pero su extensión social y sus nombres propios siguen sin atarse.
Líneas de investigación que pueden destrabar enigmas
- Campañas de prospección en cuevas no excavadas del desierto de Judá (con protección anti-saqueo).
- Programas integrados: ADN+química de tinta+isótopos+hiperespectral para re-ensamblar rollos por “huella material” y restituir proveniencias.
- Paleografía asistida por IA a gran escala para mapear escuelas de escribas y redes de copia.
- Relecturas críticas de pesharim con cronologías cruzadas (numismática, estratigrafía, prosopografía).
Conclusión
Lo no resuelto de los RMM se concentra en identidades históricas (personajes y grupo), proveniencia y ensamblaje material de parte del corpus, función exacta de Qumrán, estatus del “canon” y circulación textual, y la lectura completa de textos dañados. La tecnociencia (ADN, IA, hiperespectral, química de tintas) ya está cambiando el mapa, pero todavía no ofrece “veredictos únicos” sobre autores, lugares y cronologías finas. El consenso crítico es modesto y dinámico; la “gran incógnita” es si nuevas cuevas o técnicas terminarán de cerrar—o reformular—estos enigmas.
