“En cada generación oprimida, la promesa del Ungido encendió más fuego que mil ejércitos.”
1. Marco histórico del Segundo Templo
El período del Segundo Templo va aproximadamente de 516 a. e. c. a 70 e. c., desde la reconstrucción del Templo tras el exilio babilónico hasta su destrucción por Roma. Suele dividirse en etapas: persa, helenística (ptolemaica y seléucida), asmonea, herodiana y dominación romana directa.
Rasgos clave que influyen directamente en la idea de Mesías:
- No hay rey davídico:
- La monarquía davídica se interrumpe con el exilio (586 a. e. c.).
- Después, Judá vive bajo imperios: persa, helenístico, luego Roma.
- Esto crea un vacío político-teológico: las promesas a David (2 Sam 7) parecen “suspendidas”.
- Centralidad del Templo y del sacerdocio:
- El Sumo Sacerdote y la clase sacerdotal asumen un rol de conducción política-religiosa.
- Tensiones internas: fariseos, saduceos, esenios, grupos “zelotes”, movimientos apocalípticos, etc., con visiones distintas de la Ley, del Templo y del futuro.
- Dominación extranjera y crisis sucesivas (especialmente la opresión seléucida y luego Roma):
- Persecución religiosa bajo Antíoco IV Epífanes (s. II a. e. c.).
- Rebelión macabea y breve independencia asmonea.
- Imposición del poder romano (Pompeyo, Herodes, prefectos romanos).
En ese contexto, la esperanza en un “ungido” (mesías) se reactiva como respuesta a:
- la pérdida de la monarquía,
- la humillación nacional,
- la corrupción interna,
- y la lectura de los profetas (Isaías, Jeremías, Ezequiel, Zacarías, etc.).
Los estudios señalan que, ya en el período persa, surge la expectativa de un futuro gobernante humano que reine sobre un Israel purificado al final de los tiempos, a partir de libros como Hageo y Zacarías, que ven en Zorobabel un candidato mesiánico (descendiente de David).
2. Fuentes para reconstruir las creencias mesiánicas
No tenemos un “catecismo mesiánico” oficial de la época. Lo que sabemos viene de un mosaico de fuentes:
- Biblia hebrea / Antiguo Testamento en su forma de la época
- Profetas: Isaías (especialmente Is 9; 11; 40–66), Jeremías 23; Ezequiel 34–37; Zacarías, Daniel, etc.
- Salmos reales (Sal 2, 72, 89, 110, etc.).
- Escritos del judaísmo del Segundo Templo (no canónicos en el Tanaj, pero muy influyentes):
- 1 Henoc, 4 Esdras (4 Ezra), 2 Baruc, Salmos de Salomón, Sabiduría de Salomón, etc.
- Estos textos muestran claramente que la expectativa mesiánica crece en importancia hacia el final del período, pero no forma un sistema único coherente.
- Manuscritos del Mar Muerto (Qumrán)
- Reglas de la comunidad, Documento de Damasco, Regla mesiánica, comentarios bíblicos, himnos.
- Allí aparece la idea de dos Mesías: uno sacerdotal (de Aarón) y otro real (de Israel/David), aunque la reconstrucción exacta sigue siendo debatida.
- Historiadores y autores judíos / grecorromanos
- Flavio Josefo, Filón de Alejandría, autores romanos que aluden a esperanzas en un gobernante “venido de Judea”.
- Tradición rabínica posterior (Mishná, Talmud, midrashim)
- No es del Segundo Templo, pero preserva ecos y reelaboraciones de esperanzas anteriores (por ejemplo, la distinción entre Mashíaj ben David y Mashíaj ben Yosef).
- Textos cristianos primitivos
- Los Evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento reflejan las expectativas mesiánicas de judíos del siglo I, aunque ya reinterpretadas a la luz de la fe en Jesús como Mesías.
3. Rasgos generales de la esperanza mesiánica
Aun con diversidad, se pueden identificar ejes comunes de la esperanza en “el Mesías” o en “los tiempos mesiánicos”:
- Restauración de la soberanía de Israel
- Liberación del yugo de potencias extranjeras (antes Babilonia, luego los reinos helenísticos y finalmente Roma).
- Recuperación plena de Jerusalén y del Templo.
- Un líder enviado por Dios
- Llamado “ungido” (mesías), “hijo de David”, “príncipe”, “pastor”, “hijo del hombre” en algunos contextos apocalípticos, o incluso figura casi angélica en ciertos textos (p. ej. algunas secciones de Henoc).
- Justicia y purificación interna
- No solo derrota de los enemigos externos, sino juicio a los pecadores dentro de Israel: sacerdotes corruptos, dirigentes injustos, impíos.
- El Mesías es visto como juez y reformador religioso y moral (esto se ve con claridad, por ejemplo, en Salmos de Salomón 17).
- Renovación del pacto y de la Torá
- Una vuelta a la fidelidad a la Ley de Dios.
- A veces se habla de una nueva alianza, o de una Torá perfecta, interiorizada.
- Transformación escatológica del mundo
- En las corrientes apocalípticas:
- juicio final,
- resurrección de los muertos,
- derrota definitiva de las potencias demoníacas y de las naciones hostiles,
- un reino de paz, justicia y conocimiento de Dios.
- En las corrientes apocalípticas:
En resumen: la esperanza mesiánica es política, religiosa y escatológica a la vez.
4. Modelos de Mesías en la época del Segundo Templo
En la práctica, en la mente de diferentes grupos se superponían varios modelos de Mesías:
4.1. El Mesías davídico–real
Es el modelo más conocido:
- Un descendiente de David, rey justo, que:
- gobierna desde Jerusalén,
- derrota a los enemigos,
- reúne a los exiliados,
- instaura un reino de justicia y paz.
En Salmos de Salomón 17, texto judío del siglo I a. e. c. aproximadamente, se describe a un rey davídico que:
- purifica Jerusalén de gentiles e impíos,
- reúne a Israel,
- gobierna con justicia y santidad,
- confía totalmente en Dios.
Este es, probablemente, el modelo que más resonaba entre amplios sectores del pueblo, sobre todo en tiempos de dominación romana.
4.2. El Mesías sacerdotal / Sumo Sacerdote ideal
En los manuscritos de Qumrán y algunas tradiciones:
- Se espera un Mesías de Aarón, un Sumo Sacerdote ideal:
- completamente puro,
- que oficia correctamente,
- que enseña la Torá verdadera,
- que preside la comunidad santa.
En algunos textos proféticos tardíos (p. ej. Zacarías) ya se vislumbra una dualidad entre un líder político (tipo Zorobabel) y un líder sacerdotal (Josué).
4.3. Dos Mesías: uno sacerdotal y uno real
La comunidad de Qumrán (generalmente asociada a los esenios) parece esperar dos ungidos:
- “Mesías de Aarón” (sacerdotal)
- “Mesías de Israel” (real/davídico)
La evidencia viene de textos como la Regla de la Comunidad y la llamada “Regla mesiánica”, donde se menciona la venida de ambos, con funciones un tanto diferenciadas.
Esto muestra que:
- el concepto de “Mesías” no estaba fijado a una única figura,
- y que ciertas corrientes integran lo político y lo sacerdotal en dos personas distintas.
4.4. El Mesías profético / tipo “nuevo Moisés”
En otras tradiciones, la figura esperada se parece más a un:
- “profeta como Moisés” (Deut 18),
- un gran maestro y legislador,
- que revela la interpretación auténtica de la Torá,
- realiza signos y guía al pueblo.
Algunos textos de Qumrán distinguen entre:
- El Profeta,
- el Mesías sacerdotal,
- y el Mesías real.
Es decir, no siempre se identifican todas las funciones en una sola persona.
4.5. El Mesías apocalíptico / celestial – “Hijo del Hombre”
En parte de la literatura apocalíptica (como secciones de 1 Henoc y otros escritos), aparece una figura:
- “Hijo del Hombre” / figura celestial
- preexistente o exaltada,
- que recibe dominio universal,
- juzga a vivos y muertos,
- inaugura un reino eterno.
Estas imágenes se combinan con Daniel 7 (el “hijo de hombre” que recibe reino de manos del “Anciano de días”) y conforman un modelo más cósmico y universal de la esperanza mesiánica.
4.6. Mesías sufriente / figura doliente
La tesis dominante en la academia del siglo XX fue que el judaísmo del Segundo Templo solo esperaba un Mesías triunfante, y que la idea de un Mesías sufriente surgiría recién con el cristianismo.
Sin embargo, trabajos recientes discuten esto, señalando que podrían existir tradiciones de un “ungido sufriente” precristiano asociadas a ciertos textos y lecturas (por ejemplo, algunas interpretaciones de Isaías 53 o de figuras martiriales).
En cualquier caso, si existían esperanzas de un Mesías que sufriera y muriera, no eran hegemónicas: el modelo predominante seguía siendo el de un liberador victorioso.
5. Grupos judíos y sus visiones mesiánicas
5.1. Fariseos
- Movimiento con fuerte énfasis en:
- la Torá escrita y oral,
- la pureza ritual,
- la resurrección de los muertos y el juicio futuro.
- Parece haber entre ellos fuerte expectativa escatológica:
- un Mesías davídico,
- restauración de Israel,
- resurrección colectiva.
Aunque no tenemos un “catecismo fariseo” sobre el Mesías, el judaísmo rabínico posterior (heredero del fariseísmo) mantiene como punto central la figura de un único Mashíaj ben David esperado al final de los días.
5.2. Saduceos
- Aristocracia sacerdotal ligada al Templo, colaboradora con el poder político.
- Negaban la resurrección y eran conservadores en el canon y en la interpretación.
- Su expectativa mesiánica, si existía, era probablemente mucho menos apocalíptica.
- Muchos estudiosos sostienen que estaban más interesados en mantener el status quo del Templo y del sacerdocio que en una revolución mesiánica futura.
5.3. Esenios / comunidad de Qumrán
- Grupo sectario/apocalíptico que se veía a sí mismo como:
- “Israel verdadero” dentro de Israel,
- viviendo en los últimos tiempos,
- en espera inminente de la intervención de Dios.
- Esperaban, como vimos:
- dos Mesías (sacerdotal y real),
- una batalla final entre los “hijos de la luz” y los “hijos de las tinieblas”,
- una purificación radical del Templo y del culto.
5.4. “Zelotes” y movimientos revolucionarios
- Diversos grupos más radicales (a menudo englobados luego bajo el rótulo “zelotes”) veían la acción armada como:
- cooperación con el plan de Dios,
- preludio de la liberación mesiánica.
- La esperanza mesiánica aquí toma la forma de:
- un caudillo guerrero que expulse a Roma,
- una revuelta santa legitimada por la fe en la promesa divina.
5.5. “El pueblo llano”
Para la mayoría de la gente, fuera de las élites intelectuales:
- La imagen del Mesías se nutría de:
- la lectura pública de los profetas,
- las oraciones en la sinagoga,
- las expectativas populares frente a la opresión.
- Probablemente predominaban ideas como:
- “Dios enviará un descendiente de David”,
- “vendrá un rey justo que destruirá a los enemigos y traerá paz a Israel”,
- “se restaurará el reino como en tiempos de David y Salomón”.
No todos lo pensaban en términos finamente teológicos; era, sobre todo, una esperanza concreta de liberación y justicia.
6. Cómo se vivía la fe mesiánica en la práctica
Más allá de los modelos doctrinales, la “fe mesiánica” en el día a día se expresaba en:
- Oraciones y salmos
- Peticiones de:
- liberación de los enemigos,
- restauración de Jerusalén,
- venida de un rey justo.
- Textos como Salmos de Salomón son oraciones que reflejan la angustia política y la esperanza en un rey davídico santo.
- Peticiones de:
- Lectura de los profetas
- Pasajes de Isaías, Jeremías, Ezequiel se releían a la luz de la situación actual:
- el “retoño de David”,
- el “siervo del Señor”,
- el “nuevo pacto”,
- la “nueva Jerusalén”, etc.
- Pasajes de Isaías, Jeremías, Ezequiel se releían a la luz de la situación actual:
- Prácticas de pureza y observancia de la Torá
- Para muchos, preparar la venida del Mesías implicaba:
- vivir en santidad,
- observar estrictamente los mandamientos,
- separarse de la impureza (como en Qumrán).
- Para muchos, preparar la venida del Mesías implicaba:
- Esperanza escatológica
- Creencia en un cambio de era:
- “este mundo / esta era” bajo opresión,
- “la era futura” bajo el reinado de Dios y su Mesías.
- Creencia en un cambio de era:
- Discursos y rumores mesiánicos
- Líderes carismáticos podían ser vistos como posibles “mesías”.
- Esto explica por qué las autoridades romanas y el liderazgo del Templo veían con sospecha toda agitación profética o popular.
En síntesis: la fe en el Mesías era, para amplios sectores, la manera de seguir creyendo en las promesas de Dios en medio de la frustración histórica.
7. El final del período: Jesús y la relectura cristiana
En el tramo final del Segundo Templo (siglo I e. c.) emerge:
- Un judaísmo cada vez más diversificado, con múltiples formas de piedad y de interpretación de la Torá.
- En ese contexto, Jesús de Nazaret es presentado por sus seguidores como:
- el Mesías davídico,
- el profeta definitivo,
- el Hijo del Hombre apocalíptico,
- el Siervo sufriente de Isaías.
Es importante subrayar:
- El cristianismo primitivo no inventa desde cero la idea de Mesías, sino que:
- selecciona y combina varios hilos ya existentes en el judaísmo del Segundo Templo,
- los reinterpreta a partir de la experiencia de la muerte y resurrección de Jesús,
- y los universaliza hacia las naciones.
Después de la destrucción del Templo en 70 e. c., tanto el judaísmo rabínico como el cristianismo:
- Reorganizan su teología:
- El judaísmo mantiene la espera de un Mesías futuro, pero sin Templo, pone el énfasis en la Torá y la sinagoga.
- El cristianismo afirma que el Mesías ya vino (Jesús) y espera su regreso.
8. Síntesis
Si lo concentramos en una sola mirada panorámica:
- No había una única doctrina oficial
- Había esperanzas mesiánicas plurales, a veces complementarias, a veces en tensión.
- Núcleo común:
- Dios no ha abandonado a Israel.
- Dios cumplirá sus promesas a David y al pueblo.
- En un futuro (a veces inminente, a veces lejano) Dios intervendrá mediante:
- un ungido real (descendiente de David),
- o/ y un sumo sacerdote ideal,
- y/o un profeta definitivo,
- y en tradiciones apocalípticas, una figura celestial que juzga y reina.
- Contenido de la esperanza:
- Restauración del reino de Israel y de Jerusalén.
- Purificación del Templo y de la comunidad.
- Derrota de las potencias extranjeras y de los impíos.
- Establecimiento de la justicia, la paz y la verdadera observancia de la Torá.
- En muchas corrientes, resurrección y juicio final.
- Dimensión existencial de la fe:
- En medio de opresiones y corrupción, la figura del Mesías concentra:
- el anhelo de justicia histórica,
- la confianza en que Dios gobierna la historia,
- la certeza de que las promesas proféticas se cumplirán.
- En medio de opresiones y corrupción, la figura del Mesías concentra:
- Diversidad concreta de imágenes:
- Rey guerrero vs. rey pacífico y justo.
- Líder político vs. líder espiritual/sacerdotal.
- Mesías único vs. dos Mesías.
- Mesías humano vs. figura casi angélica.
- Mesías triunfante vs. posibles esbozos de un Mesías que sufre.
En otras palabras:
La fe mesiánica en la época del Segundo Templo no era un esquema simple, sino un abanico de visiones que compartían un mismo corazón: la convicción de que Dios, a través de su “ungido”, restauraría definitivamente a Israel, purificaría al pueblo y establecería un orden justo y santo al final de la historia.
