Clase #019 VIDEO / Berajot 3.4 / Conozca el caso cuando Esdras casi anuló toda la Torá

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Texto de la Mishná (Berajot 3:4)

עֶזְרָא תִּקֵּן שֶׁיִּהְיוּ בַּעֲלֵי קְרִי טוֹבְלִין לִפְנֵי קְרִיאַת שְׁמַע וּלְפְנֵי תְפִלָּה.

מִשְׁנָה:
הַבַּעַל קֶרִי מְהַרְהֵר בְּלִבּוֹ וְאֵינוֹ מְבָרֵךְ לֹא לְפָנֶיהָ וְלֹא לְאַחֲרֶיהָ, וְעַל הַמַּאֲכָל מְבָרֵךְ אַחֲרָיו וְאֵינוֹ מְבָרֵךְ לְפָנָיו. רַבִּי יְהוּדָה אוֹמֵר: מְבָרֵךְ לְפָנָיו וּלְאַחֲרָיו.

VIDEO CLASE #019 EN ESPAÑOL

Traducción (según tu cita y las fuentes académicas):

Ezra el Escriba decretó que quien está ritualmente impuro debido a una emisión seminal no puede involucrarse en asuntos de la Torá hasta que se haya sumergido en un baño ritual y se haya purificado. Esta halajá fue aceptada durante muchas generaciones; sin embargo, surgieron disputas sobre los asuntos de la Torá a los que se aplica. La Mishná enseña: Si llega el momento de la recitación del Shemá y uno está impuro debido a una emisión seminal, puede meditar el Shemá en su corazón, pero no recita las bendiciones que lo preceden ni las que lo siguen. En cuanto a la comida que, tras ingerirla, requiere una bendición según la Torá, se recita la bendición después, pero no antes, porque la bendición previa es de origen rabínico. Y en todos estos casos, Rabí Yehudá dice: se recita una bendición antes y después, tanto para el Shemá como para la comida.


Contexto histórico: el decreto de Ezra

Ezra ha-Sofer (el Escriba), figura central del período postexílico (siglo V a.C.), estableció varias takkanot (decretos rabínicos) destinadas a elevar el nivel espiritual y la pureza ritual del pueblo tras el retorno de Babilonia.
Una de ellas —según Berajot 22b y Baba Kama 82a— fue prohibir el estudio y la oración a quien hubiese tenido una emisión seminal (בעל קרי) sin antes purificarse mediante inmersión (tevilá).

La razón, según el Talmud Bavli (Berajot 22a), es doble:

  1. Espiritual: preservar la santidad del estudio de la Torá, que requiere pureza del cuerpo y del alma.
  2. Disciplinaria: evitar excesiva laxitud sexual o frivolidad.

Sin embargo, este decreto de Ezra fue difícil de sostener en la práctica.
El Talmud relata que con el tiempo “batelá takanat Ezra” (la ordenanza fue anulada) porque el pueblo no pudo cumplirla consistentemente.
A pesar de ello, la Mishná de Berajot refleja una etapa intermedia: cuando la práctica seguía vigente o aún discutida.

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Análisis de la Mishná

1. “Puede meditar el Shemá en su corazón”

Esto implica que la obligación bíblica de recitar el Shemá se cumple con el pensamiento (hirhur), sin pronunciación, para quien está impuro.
El Rambam (Hiljot Kriat Shemá 4:8) explica que el ba‘al keri no puede pronunciar palabras sagradas, pero puede reflexionar en ellas, de modo que no interrumpa su vínculo espiritual con Dios.

El Talmud Yerushalmi (Berajot 3:4) enfatiza que el pensamiento en el Shemá preserva la kavaná (intención devocional) incluso cuando el cuerpo está impuro.

2. “No recita las bendiciones que lo preceden ni las que lo siguen”

Las bendiciones (berajot) son de origen rabínico, no bíblico.
Por eso, mientras la recitación del Shemá (Torá) debía mantenerse al menos en el pensamiento, las bendiciones se omitían por respeto a su carácter verbal y sagrado.

El Tosefta Berajot 2:12 aclara que esta omisión era parte del decreto de Ezra, no un castigo, sino una medida de reverencia.

3. “Sobre la comida… se recita una bendición después, pero no antes”

Aquí se distingue entre dos tipos de bendiciones:

  • Birkat Hamazón (después de comer): obligación bíblica (Deut. 8:10).
  • Bendición antes de comer: obligación rabínica.

Por tanto, el impuro debía agradecer a Dios después de alimentarse —porque esa es una mitzvá deoraita— pero omitía la bendición previa, por respeto al decreto.

4. “Rabí Yehudá dice: Recita bendición antes y después”

Rabí Yehudá sostiene una posición más flexible. Según él, el valor de la bendición no depende del estado ritual físico, sino de la conciencia espiritual.
El Talmud (Berajot 22a) cita su argumento: “¿Qué diferencia hay entre la Torá y las bendiciones? Si el alma está pura, puede alabar a Dios.”
Para Rabí Yehudá, la tevilá es recomendable, pero no condición para bendecir o estudiar.


Discusión talmúdica (Berajot 22a–23b)

El Talmud amplía esta Mishná en un debate técnico y espiritual:

  • Rav Yehuda en nombre de Shmuel dice que Ezra decretó la inmersión solo para el estudio de la Torá y la oración, no para otras actividades.
  • Rav Yosef enseña que la práctica fue abolida porque “la Torá no puede permanecer olvidada de Israel”.
  • Rabí Janina ben Akavia argumenta que “las palabras de Torá no reciben impureza”, citando Jeremías 23:29: “¿No es mi palabra como fuego?” — es decir, la Torá trasciende la impureza física.

Así, el decreto de Ezra se interpretó simbólicamente como una llamada a la pureza moral, no a una purificación física literal.


Interpretaciones halájicas posteriores

🔹 Rambam (Hiljot Kriat Shemá 4:8 y Tefilá 4:4)

Sostiene que la obligación de sumergirse fue derogada, pero la actitud de pureza sigue siendo ideal:

“Aunque no es obligatorio, los piadosos y los hombres de obra (anshei ma‘asé) se acostumbraban a sumergirse antes de orar.”

🔹 Shulján Aruj (Oraj Jaím 88:1)

Registra que la costumbre de la tevilá del ba‘al keri ya no se observa, “pues el decreto de Ezra fue anulado”, aunque algunos cabalistas (como el Arizal) mantuvieron la práctica por motivos místicos.

🔹 Misticismo y Kabalá

En el Zohar (Parashat Tazria, III:45b), la impureza seminal representa una pérdida de energía espiritual (nitzotzot).
Sumergirse simboliza restaurar la conexión con la fuente divina (yesod).
Así, el decreto de Ezra es reinterpretado como una enseñanza esotérica sobre la purificación interior.


Significado espiritual y ético

  1. Pureza no como condición física, sino disposición mental.
    La Mishná reconoce que, incluso en impureza, uno puede servir a Dios con el pensamiento.
  2. Jerarquía de las obligaciones.
    Distingue entre mandatos bíblicos (Shemá, Birkat Hamazón) y rabínicos (bendiciones previas).
  3. Equilibrio entre rigor y misericordia.
    Rabí Yehudá ofrece una visión más humana y compasiva, que prioriza la devoción por encima del ritualismo.
  4. Transición histórica.
    Representa el paso de una religión centrada en la pureza ritual (época del Segundo Templo) hacia una fe centrada en la pureza espiritual y la palabra (época rabínica).
Abel
Abelhttps://lamishna.com
Abel Flores es un periodista e investigador especializado -por más de 20 años- en la intersección entre la historia sagrada y los misterios metafísicos. Su trabajo profundiza en la Mishná, la Biblia y la Kabalá, explorando los códigos, contextos y dimensiones ocultas que conectan la tradición bíblica y rabínica con la evolución espiritual y filosófica del mundo. Combina rigor académico con una mirada crítica y analítica, revelando los vínculos entre teología, religión, poder y conocimiento ancestral.
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